Elemental, querido blog ha alcanzado las 100.000 visitas. Una cifra
humilde en los actuales tiempos digitales, aunque de cierta entidad, que sería
imposible sin la colaboración de quienes en algún momento habéis seguido estas reseñas.
Muchas gracias a todos.
De las más de trescientas
entradas, la dedicada a El talento de Mr. Ripley es la más leída de este blog. En mi opinión, esta
circunstancia viene a demostrar que Patricia Highsmith continúa siendo hoy en
día una autora de interés para el lector y una referencia ineludible en la
novela criminal.
Para celebrar todo ello, comentamos
hoy The Talented Miss Highsmith (2009), la
interesantísima, voluminosa y bien documentada biografía de Patricia Highsmith
escrita por Joan Schenkar.
Lo primero que sorprende de esta
obra es que no se trata de la tradicional narración de hechos vitales ordenados
de forma cronológica (que en este caso se condensan en un breve anexo final),
sino de una biografía temática que explora lo que la autora denomina “el
fascinante Territorio Highsmith.”
El objetivo que pretende Joan
Schenkar es “intentar captar el constante cambio de identidades que dio lugar a
la profunda singularidad y la extraña originalidad de su obra... Una obra mucho
más peculiar (ella era muy peculiar) y mucho más obsesiva, original y delirante
que la de cualquier otro autor del panorama literario inmediato.”
Desde que a los catorce años
escribió su primer relato, Pat Highsmith fue una escritora muy prolífica. Además de su narrativa
publicada, dejó doscientos cincuenta manuscritos, treinta y ocho cuadernos de
apuntes (que denominaba cahiers) y
dieciocho diarios. En total, unas ocho mil páginas donde anotaba
compulsivamente sus estados de ánimo o cualquier nimiedad cotidiana. En todo
ese océano informativo buceó Joan Schenkar para captar la esencia de su
personalidad y de su literatura.
La autora de Extraños en un tren no fue, ni mucho menos, una persona ejemplar. Odiaba
a su madre y despreciaba a las mujeres, era sistemáticamente infiel y promiscua (“está muy bien tener amores a montones, aventuras
a montones”), alcohólica, extravagante, autodestructiva, neurótica, tacaña…
Durante gran parte de su vida fue una mujer increíblemente dura con un interior
extremadamente amargo. Una de sus novias intentó suicidarse cuando leyó lo que
Pat había escrito en su diario sobre ella.
En conjunto, una personalidad en
conflicto con el resto de los mortales y consigo misma como muestran estas
citas de sus diarios: “Las familias están bien para visitarlas, pero no me
gustaría vivir con una.” “Soy un ejemplo
continuo de un chico en el cuerpo de una mujer.” “De acuerdo con todas las
leyes platónicas, soy un hombre y amo a las mujeres.” Aunque, por otro lado,
siguió tratamiento psicoanalítico para “normalizarse sexualmente.”
Considero que lo más interesante
de esta biografía es que nos permite profundizar en la relación entre el
complejo mundo personal de Patricia Highsmith y su perturbadora obra literaria.
Conocer, por ejemplo, cómo sus personajes heredaron su interpretación de la
realidad, sus aficiones, sus obsesiones, sus deseos, sus manías...
Recordemos un ejemplo: los
caracoles eran las mascotas favoritas de Pat Highsmith hasta tal punto que los
llevaba en sus viajes y los pasaba ocultos a Francia porque la ley del país prohibía
introducirlos vivos. En Mar de fondo
(1957), el protagonista de la novela, el inclasificable Vic van Allen, comparte
esta peculiar afición y se dedica a criar caracoles cuyos apareamientos
observaba con devoción mientras su esposa se divertía con sus amantes.
Tom Ripley, “su héroe criminal
favorito”, es su auténtico alter ego. En
las cinco novelas que protagoniza, Ripley lee los libros que leía su creadora,
escucha los mismos discos, pasea por los mismos lugares, comparte el gusto por los
disfraces, por los vaqueros Levis’s bien planchados, por los pijamas y por los
elegantes albornoces adquiridos en las mejores tiendas de ropa...
Además, la autora convierte a
Ripley en su vía de escape en un mundo que no le gusta, le hace alcanzar la
vida que ella no pudo vivir. Así, como Patricia Highsmith siempre quiso y no consiguió
tocar el clavicémbalo, hace que Ripley compre uno y reciba clases particulares
en su casa de Villeperce-Sur-Seine.
En este sentido, hay un pasaje genial, muy significativo,
en la novela Tras los pasos de Ripley (1980).
En uno de sus habituales viajes en avión, Tom intenta leer un libro. “Los
inevitables e incansables niños pequeños” empiezan a correr y a gritar a lo
largo del pasillo. “Cuando uno de los odiosos críos de cuatro años pasó
corriendo por enésima vez junto a él, balbuciendo tonterías, Tom metió
ligeramente un pie en el pasillo. El pequeño monstruo cayó de bruces y casi al
instante empezó a chillar como un demonio... Tom vio que un hombre sentado al
otro lado hacía una mueca de satisfacción. No estaba solo.”
Ripley, que ignora en qué
consiste la culpa, pone en práctica lo que Highsmith deseó, pero nunca se atrevió a
hacer a pesar de su notoria aversión a los inevitables pequeños monstruos.
En definitiva, El talento de Miss Highsmith es una obra
imprescindible para entender la vida y la literatura de una de las autoras más
originales del siglo XX.
Joan Schenkar: Patricia Highsmith. El talento de Miss
Highsmith, Traducción de Clara Ministral,
Circe Ediciones, S. A., 2010.
La serie Ripley de Patricia Highsmith en Elemental, querido blog:
El talento de Mr. Ripley
La máscara de Ripley
El amigo americano (El juego de Ripley)
Tras los pasos de Ripley
Ripley en peligro
Otras novelas de Patricia Highsmith:
Mar de fondo
Extraños en un tren
Extraños en un tren
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Felicidades por tus CM ! fruto sobre todo por la indudable calidad de tus entradas. A por los CCM.
ResponderEliminar;-)
Muy amable, Jordi. Muchas gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.