28 de diciembre de 2008

BENJAMIN BLACK: EL SECRETO DE CHRISTINE


Escritor irlandés de prestigio, John Banville firma como Benjamin Black su primera novela negra: El secreto de Christine (Christine Falls, 2006). En mi opinión, una obra sobrevalorada por la crítica.
El protagonista, Garret Quirke, es un alcoholizado y escéptico forense ("He rajado un montón de cadáveres y nunca he encontrado, en uno solo, el sito en el que podría estar el alma.") que en el Dublín de los años cincuenta se adentra por casualidad en un oscuro asunto. Christine, personaje que da título a la novela, es una joven que fallece mientras da a luz. Su hija desaparece y el certificado de defunción es falsificado para ocultar la verdadera causa de su muerte. Desoyendo las continuas advertencias, Quirke intenta poner un poco de luz en un caso que acabará afectándole de forma personal y familiar mucho más de lo que hubiera imaginado.
Se trata de una obra que poco a poco va perdiendo fuerza y frescura debido, sobre todo, a un manierismo formal (cargante adjetivación, imágenes repetitivas, artificiosos diálogos...) poco frecuente en el género, y que una trama más sólida haría más digerible. El otro nombre de Laura, la segunda novela de Benjamin Black, nos devolverá a un Quirke al parecer abstemio.


Las novelas de Benjamin Black en Elemental, querido blog:


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30 de noviembre de 2008

FRED VARGAS: MÁS ALLÁ A LA DERECHA / IAN RANKIN: NOMBRAR A LOS MUERTOS

Tras la reciente publicación de las novelas El Chino de Henning Mankell y de la segunda entrega de la serie Millennium de Stieg Larsson, he leído varios entusiastas artículos que coinciden en subrayar el auge de la novela negra europea. Dejaremos para otro rato la definición del concepto novela negra, que comienza a ser un saco sin fondo.
Quizá la euforia actual se deba más que nada a la campaña de promoción de estos dos autores suecos, porque, sin contar con el marketing editorial y con las listas de ventas, desde hace años la novela negra o de intriga policíaca en Europa cuenta con importantes autores.
Así que, para recordar que no toda la novela policíaca viene de Suecia, os recomiendo un par de obras de novelistas que hasta ahora no habían aparecido en este blog.

Fred Vargas (seudónimo de Frédérique Audoin) es una autora francesa que vende también miles de ejemplares y que dice no escribir novela negra, sino novela de enigmas. Fred Vargas afirma divertirse mucho escribiendo, algo que se aprecia durante la lectura de Más allá a la derecha. Se trata de una parodia ingeniosa de la novela policíaca en la línea Simenon, que pone en el punto de mirar a esa burguesía provinciana francesa que tan bien retrata Chabrol. Personajes disparatados comandados por el ex policía Kehlweiler, momentos auténticamente ingeniosos y una, a ratos, brillante narración. El desenlace previsible, lo más flojo.
Nombrar a los muertos de Ian Rankin, consagrado escritor escocés ya clásico en el género, es una novela protagonizada una vez más por el destartalado inspector John Rebus. La intriga se sitúa en el momento histórico de la Reunión del G8 de 2005 en Edimburgo que provocó importantes manifestaciones de protesta y numerosos disturbios. En este contexto Rebus y la sargento Siobhan Clarke investigan dos casos sin aparente relación. En mi opinión no es la mejor novela de Rankin. Nada que ver con, se me ocurre, Black and Blue, una de sus más sólidas narraciones.
Lo más interesante de Nombrar a los muertos son sus múltiples referencias musicales. Rankin, que según su biografía hizo sus pinitos punkies, llama al político asesinado Ben Webster, o nos recuerda que Steely Dan tomó su nombre de un consolador que aparece en una novela de William Burroughs, o que la sintonía de CSI Las Vegas es Won't Get Fooled Again de The Who.

5 de noviembre de 2008

MICHAEL CONNELLY: EL OBSERVATORIO


Después de aclararse el desastre policial de Echo Park y de pasar unos meses apartado del trabajo, Harry Bosch pasa a la unidad Especial de Homicidios; tiene nuevo jefe, Larry Gandle; y nuevo compañero, Iggy Ferras. A medianoche, mientras escucha un disco de Frank Morgan en la oscuridad, recibe una llamada de su superior para que se haga cargo del primer caso en su nuevo destino. El Doctor Stanley Kent ha sido hallado muerto en el mirador sobre el pantano de Mulholland.
Cuando el detective llega al lugar, encuentra a dos personas conocidas: Jerry Edgar, su compañero durante mucho tiempo en Homicidios de Hollywood, y Rachel Walling, agente del FBI, colaboradora suya en anteriores investigaciones y antigua amante. Pronto Harry Bosch se irrita porque Rachell tiene más información que él sobre el caso. El Doctor Kent era especialista en medicina nuclear y hay sospechas de que ha sido robado material radiactivo.
En efecto, las primeras averiguaciones confirman que treinta y dos cápsulas de cesio han desaparecido de un hospital y todo apunta al terrorismo islamista. El FBI intenta apoderarse de la investigación, pero Bosch nunca se ha dejado apartar de uno de sus casos.
En el terreno personal, Harry tiene ya cincuenta y seis años, necesita gafas para leer, pero se mantiene delgado y en forma. Como siempre, sigue afrontando de manera temeraria el peligro. En este caso, radiactivo.
El observatorio (The overlook, 2007) fue inicialmente publicada por entregas en el New York Times Sunday Magazine, y posteriormente adaptada para su publicación en forma de libro. Quizá ello explique no sólo su estructura, sino también las múltiples referencias a un tema sensible y de actualidad: el terrorismo islámico, el 11-S, Al-Qaeda...

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27 de octubre de 2008

Próxima publicación de La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina

Ediciones Destino anuncia en su página web que el 25 de noviembre de 2008 se pondrá a la venta La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, la segunda entrega de la trilogía Millennium del novelista sueco Stieg Larsson (Suecia, 1954-2004).
Sin duda alguna, la lectura de Los hombres que no amaban a las mujeres nos ha dejado impacientes por seguir las andanzas de la insólita pareja Lisbeth Salander-Mikael Blomkvist.

Destino facilita el siguiente resumen de la novela:
Lisbeth Salander se ha tomado un tiempo: necesita apartarse del foco de atención y salir de Estocolmo. Trata de seguir una férrea disciplina y no contestar a las llamadas ni a los mensajes de Mikael, que no entiende por qué ha desaparecido de su vida sin dar ningún tipo de explicación. Lisbeth se cura las heridas de amor en soledad, aunque intente distraer el desencanto con el estudio de las matemáticas y ciertos placeres en una playa del Caribe.
¿Y Mikael? El gran héroe, Súper Blomkvist, vive buenos momentos en Millennium, con las finanzas de la revista saneadas y reconocimiento profesional por parte de colegas y otros medios. Ahora tiene entre manos un reportaje apasionante sobre el tráfico y la prostitución de mujeres procedentes del Este que le han propuesto una pareja, Dag y Mia.
Las vidas de nuestros dos protagonistas parecen haberse separado por completo, pero entretanto... una muchacha, atada a una cama, soporta un día tras otro las horribles visitas de un ser despreciable y, sin decir palabra, sueña con una cerilla y un bidón de gasolina, con la forma de provocar el fuego que acabe con todo.

24 de octubre de 2008

El Chino, nueva novela de Henning Mankell

Tusquets Editores anuncia para el 12 de noviembre de 2008 la publicación de El Chino, la última novela del novelista sueco Henning Mankell.

Esta es la sinopsis que ofrece la editorial en su página web:

Una helada mañana de enero de 2006, un fotógrafo hace un descubrimiento aterrador: en el pueblecito sueco de Hesjövallen aparecen brutalmente asesinadas diecinueve personas. La policía sospecha que es obra de un perturbado; pero la jueza Birgitta Roslin, que se interesa por el caso en cuanto sabe que entre las víctimas figura la familia adoptiva de su madre, sostiene otra teoría. Una cinta de seda roja encontrada en la nieve le pone en la pista de un sospechoso llegado de fuera, y de una inquietante trama oculta que parece arrancar en Pekín. Birgitta ignora que todo se remonta a una vieja historia del año 1860, cuando miles de chinos fueron llevados a Estados Unidos a trabajar casi como esclavos en la construcción del ferrocarril en la costa oeste. Las consecuencias de esa dramática odisea, encarnada en los descendientes de los hermanos Wu, San y Gou Si, llegan hasta la conflictiva pero poderosa China del siglo XXI, donde cruentas luchas de poder en el seno del Partido Comunista Chino están decidiendo el futuro del país a las puertas de los Juegos Olímpicos. Pero su persecución del asesino, en solitario y al margen de la policía, se interrumpe en cuanto Birgitta siente en la nuca el aliento frío de quienes quieren acabar con su vida.

9 de agosto de 2008

STIEG LARSSON: LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES


Entusiastas críticas y ventas millonarias en Europa precedían a la edición española de Los hombres que no amaban a las mujeres, la primera novela de la trilogía Millennium, del escritor sueco Stieg Larsson.

Del autor se sabía que había fallecido de un ataque cardiaco cuando tenía 50 años y estaba a punto de ver publicada su primera obra. Larson era un periodista especializado en temas sociales y políticos (la extrema derecha, la violencia contra las mujeres, la corrupción financiera…), gran aficionado al género negro, que cuando cumplió 47 años se decidió a escribir su primera novela. Al parecer, lo hacía compulsivamente en sus ratos libres. Tras su muerte, sus herederos se disputan la herencia. Todo muy novelesco, en efecto.

Con tales precedentes (“La novela de la década”, «figura legendaria, cuyo extraordinario genio literario ha creado una de las obras literarias más importantes del siglo XXI... Las tres novelas constituyen un auténtico fresco de la sociedad moderna que no puede compararse a lo que ningún escritor de novela criminal ha hecho nunca antes.») afronté la lectura de las 665 páginas de Los hombres que no amaban a las mujeres con la lógica cautela, el inevitable recelo, ¿una atinada campaña publicitaria más?

Los primeros capítulos y la trama remiten a lo más clásico de la novela policíaca europea: P. D. James, Henning Mankell, por supuesto, e incluso, sí, Agatha Christie. Por este lado, nada sorprendente ni extraordinario. El argumento, incluso, deja una sensación de déjà vu: tras treinta y seis años continúa sin resolverse el misterio de la desaparición de una joven perteneciente a una rica familia de empresarios suecos. Además, el suceso tuvo lugar en una isla propiedad de esta familia. Encontramos, así, otro ingrediente clásico: el caso de la habitación cerrada, a lo que se alude explícitamente en la novela.

La lectura transcurre si mayores emociones ni sobresaltos hasta que hacia la mitad de la obra encontramos el que considero el mayor logro del autor: el encuentro entre los dos protagonistas de la serie Millennium que sitúa al lector en una nueva dimensión argumental y que acelera la máquina narrativa.

Por un lado, encontramos al muy ortodoxo Mikael Blomkvist, periodista y fundador de la revista Millennium, especializado en la investigación de trapos sucios empresariales. Por otro lado, su contrapunto: la muy heterodoxa Lisbeth Salander, que trabaja en una empresa de seguridad haciendo uso de una pericia informática nada legal.

En mi opinión, lo mejor de la novela está en esta pareja de personajes y en su crítica social. Destaca, en este sentido, la denuncia de la violencia contra las mujeres, de la corrupción de los nuevos empresarios sin escrúpulos a los que nuestra sociedad capitalista ha puesto en bandeja el pelotazo, o del fascismo que acecha oculto. Precisamente, los mismos temas que el Stieg Larsson periodista dominaba.

En definitiva, correcto inicio novelístico de Stieg Larsson. Da la impresión de que Los hombres que no amaban a las mujeres promete más de lo que ofrece, que se trata de un buen aperitivo que anticipa las delicias que se nos servirán a continuación. Mientras tanto, esperamos con impaciencia la siguiente entrega de la serie: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina que nos devolverá a la insólita pareja formada por Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander.

Stieg Larsson: Los hombres que no amaban a las mujeres, Ediciones Destino, junio de 2008.




19 de abril de 2008

MICHAEL CONNELLY MAL TRADUCIDO


Los aficionados a las novelas de Michel Connelly padecemos una molestia crónica: la mala traducción al español de sus obras.

Es evidente que traducir una novela negra requiere menor rigor expresivo y literario que traducir, por ejemplo, los sonetos de Shakespeare o los relatos de James Joyce. A pesar de ello, a cualquier traductor profesional cabe exigirle dos condiciones: una excelente interpretación de la lengua original y un extraordinario dominio expresivo de la lengua a la que traduce.

Hecha esta introducción, diré que el habitual traductor de las últimas novelas de Michel Connelly no cumple, al menos, la segunda condición: no sabe expresarse correctamente por escrito en castellano. Así de simple y así de tremendo. Es algo que ya habíamos comprobado en las ediciones españolas de las anteriores novelas; pero que alcanza cotas clamorosas en la traducción de Echo Park.

Desde la primera página (no, desde el primer párrafo) hay algo chirriante, confuso, incoherente, que desvía la atención de los pormenores de la trama. Ya en la tercera oración de la novela podemos leer la siguiente perla:

“Lo había puesto al día (un coche) en 1992 con la pegatina verde de la campaña Clinton en el parachoques, y ahora incluso eso estaba descolorido.”
Corrección gramatical, pero incoherencia semántica. El pronombre neutro “eso” es una torpe opción expresiva, propia de un estudiante medio de Secundaria.

No quiero pasar por purista, pero no puedo resistirme a denunciar el bofetón lingüístico que supone para un aficionado a la literatura una horrorosa traducción. Veamos sólo algunos ejemplos.

Se pueden encontrar tantos galicismos que se diría que la novela está traducida del francés, no del inglés.

“Una nueva pista a investigar...” (p.11)
“Sin embargo, a juicio de Bosch, era algo a considerar.” (p.48)
“...cualquiera que hiciese algo durante esos tres días se salvó a no ser que lo pillaran en cámara...” (p.51)
Hay errores en algo tan básico como la concordancia entre sujeto y verbo:

“La espera y los empujones que hacían falta para entrar en uno de ellos le generaba una ansiedad de la que prefería prescindir.” (p.25)

Torpe uso de los pronombres demostrativos:

“Tragó un poco de aire, pero éste no desplazó la tensión...” (p.33)
“Cuanto más conducía por el barrio, más le tomaba la medida a éste y mejor sería en su búsqueda.” (p.214)

Pobreza expresiva e incoherencias:

“...le preguntaron si podían ver el piso vacante al cual estaba asignado el garaje con el Honda.” (p.12)
“Según el informe redactado por González y Fennel, éstos sospecharon de que una furgoneta marcada en los laterales con carteles que decían CLEAR VIEW RESIDENTIAL ... estuviera en la calle.” (p.43)
“Será mejor que los dos padres estén juntos.” (p.199) ¡Se refiere al padre y la madre!
“Ya tuve suficiente de zonas de guerra. Este trabajo es muy de nueve a cinco, menos estrés y lo bastante interesante, ya me entiende.” (p.259)
“Miró hacia abajo a la casa del 710 de Figueroa Lane. Era de diseño similar a las otras dos de la calle, construida alta en la ladera de la colina...” (p.261)
“Puede que Maury tenga razón con el rollo las muertes en la comisión de un delito, pero hay más que suficiente para la obstrucción, y si consigo eso, entonces le tengo a usted.” (p.327)

Para colmo, también se encuentra, incluso, alguna errata tipográfica:

“...a lo largo del el juicio...” (p.41)

Me parece una falta de respeto al lector por parte de un traductor “profesional” y por parte de una editorial que nos vende un producto tan deteriorado.

De momento, estoy pensando en enviar dos correos electrónicos. Uno, a la editorial ofreciéndome como corrector de textos. Otro, a Michael Connelly para hacerle saber que el auténtico crimen lo están cometiendo con sus novelas.