17 de noviembre de 2012

JIM THOMPSON: 1280 ALMAS


1280 almas (1964) y El asesino dentro de mí son consideradas como las mejores novelas de Jim Thompson (1906-1977), una de las cimas de la narrativa más negra. Ambas obras tienen mucho en común:  su autor sentía debilidad por los sheriffs corruptos y sin escrúpulos. Su padre fue uno de ellos, por lo que, al parecer, no tuvo que documentarse sobre el tema en ninguna hemeroteca.
Nick Corey es el sheriff de Potts County, un pueblo de mala muerte del sur de EEUU habitado por mil doscientas ochenta almas. “Hay que suponer que las almas están dentro de la gente, ¿no? / Bueno, claro. Es otra manera de decir mil doscientos ochenta habitantes.”
Nick sabe que no es muy listo, “¿quién quiere un sheriff listo?”, pero alcanza a comprender que su trabajo seguirá siendo un chollo mientras se limite a darle la espalda a los líos y a detener a algún don nadie de vez en cuando. También sabe que con tantas mujeres en su vida acabará metiéndose en problemas. En efecto, puntuales a la cita, los problemas llaman a la puerta cuando se aproxima las elecciones para la renovación del cargo. “Nick Corey, ¿cómo cojones te metes en unos jaleos tan increíbles?”
Jim Thompson, sin evitar el esperpento, nos presenta a un burdo personaje corrupto, soez, inútil, psicópata y sin principios morales. Una de las 1280 almas de un poblacho racista, violento, clasista, machista, mezquino e inculto.

Para acabar, tomo partido. El asesino dentro de mí es mucho mejor novela que 1280 almas.

Jim Thompson: 1280 almas, RBA, Serie Negra.

Licencia Creative Commons

4 de noviembre de 2012

ANDREA CAMILLERI: LA EDAD DE LA DUDA


Confieso mi devoción por las novelas protagonizadas por el comisario Salvo Montalbano. Las he leído con avidez desde la primera a la última. Ninguna me ha defraudado. Andrea Camilleri ha conseguido algo extraordinariamente difícil: dotar a su personaje de una humanidad matizada de contradicciones, dudas, grandezas y miserias con la que resulta bien fácil identificarse.
Además, su prosa, con difícil y admirable frescura, supera las coordenadas sicilianas para retratar la diversidad individual y social de nuestro mundo. En sus novelas hay mucha crítica, mucha parodia, mucho humor, mucha inteligencia… Y, por encima de todo ello, una mirada comprensiva con las debilidades humanas como origen de todos los conflictos posibles.
La edad de la duda (L´età del dubbio, 2008) es la última novela de Moltalbano traducida al español. Un cadáver es hallado en el mar por la tripulación de un barco de lujo. El comisario, que tiene ya cincuenta y ocho años, se enfrenta a un enrevesado caso de repercusiones internacionales y, sobre todo, a su propia crisis existencial. Durante décadas Montalbano ha sido fiel a Livia, su sempiterna novia, a pesar de haber compartido noches y lecho con Ingrid, ¡Virgen santa, qué mujer!, su escultural amiga sueca.
En los últimos años (Ardores de agosto y La pista de arena) esa férrea fidelidad ha sido puesta a prueba y quebrada por peligrosas y atractivas mujeres. Ahora quien le hace perder la cabeza y el pulso de la investigación es la bellísima teniente Laura Belladonna. “En el fondo, le daba vergüenza. No le parecía serio en un hombre de su edad. Pero no podía remediarlo.” Su otro yo, con el que acostumbra a dialogar, lo humilla recordándole que se trata de una estupidez consecuencia de la vejez. Montalbano, a quien comer un sándwich le parece un horror, encuentra consuelo en la trattoria de Enzo. Unos salmonetes, unos espagueti con sepia, buen vino, un paseo por el muelle para hacer la digestión… y la vida vuelve a sonreír.
Sabemos que la última aventura de Montalbano tiene nombre: Riccardino. Camilleri ya la ha escrito y entregado a su editor para que sea publicada tras su muerte. Que el futuro depare salud a Camilleri y a nosotros la oportunidad de leer muchas más novelas de Montalbano antes de su despedida.

Andrea Camilleri: La edad de la duda, Ediciones Salamandra, 2012.


Licencia Creative Commons