2 de diciembre de 2007

MICHAEL CONNELLY: EL INOCENTE

Se ha publicado una nueva novela de Connelly. Esta vez sin Harry Bosch. El título original es The Lincoln Lawyer (2005). Aquí se publica como El inocente.

El escenario habitual de Michael Connelly: Los Ángeles, metáfora de nuestro mundo, donde en un solo año se producen 140.000 detenciones por delitos graves y 50.000 por faltas relacionadas con drogas y delitos sexuales. El protagonista es Michael Haller, un abogado que nunca pisa su bufete, que, conducido por su chófer, se desplaza de juzgado en juzgado en uno de sus varios Lincoln Town Car, y que antes de preguntar a sus clientes por los delitos imputados les anuncia sus pingües honorarios.

No voy a desvelarte nada del argumento, que cuenta entre sus mejores ingredientes con una variada y bien sazonada presencia de camellos, prostitutas, violadores, psicópatas, estafadores, vividores... Junto a ellos, los inevitables policías, abogados, fiscales, jueces... muchos de ellos corruptos. Uno de los delicuentes le replica a Haller: “Joder, tendría que haber ido a la facultad de Derecho. Tú eres un estafador como yo.” En medio de toda esta fauna la inesperada presencia de un inocente (“algo tan raro como un verdadero milagro”) produce una reacción en cadena que golpea en pleno rostro al abogado y desencadena nuevas tragedias.



18 de agosto de 2007

EL LARGO ADIÓS



Releído en el fragor de la noche estival:


"Bajé al drugstore, me comí un sándwich de ensalada de pollo y bebí un poco de café. El café era de segunda mano y el sándwich tan sabroso como un trozo de camisa vieja. Los norteamericanos se comen cualquier porquería con tal de esté tostada, sujeta con un par de mondadientes y se le salga la lechuga por uno de los lados, mejor aún si está un poquito lacia."

Extraído de El largo adiós de Raymond Chandler. Una lectura siempre aconsejable. Por cierto, la obra es de 1953.

Otra cita de esta novela:

"No hay trampa más mortífera que la que se tiende uno a sí mismo."

No se refiere al sándwich de pollo de antes, eh, sino a algo más existencial.