Hace unos meses la adaptación
cinematográfica de Michael Winterbottom, recibida con división de opiniones y
algún premio a la peor actriz, nos devolvió a la memoria una de las novelas
clásicas de James Myers Thompson (1906-1977): El asesino dentro de mí
(The Killer Inside Me, 1952).
El título, muy explicativo, nos
da la clave de la novela. El protagonista nos adentra en primera persona en su
psicología asesina.
Lou Ford, sheriff adjunto de
Central City, Texas, es considerado una gran persona. En realidad es un
personaje perturbado que, cuando recibe la orden de expulsar a una prostituta
de la ciudad, encuentra la ocasión de ejecutar un plan de venganza demorado
durante años.
Lo más destacable de El asesino dentro de mí es el viaje
interior por los tortuosos laberintos de la mente patológica del protagonista. El
lector queda sobrecogido con la frialdad y el distanciamiento con que Lou Ford
narra sus crímenes.
Los analistas de la obra de
Thompson destacan la insistente presencia de elementos autobiográficos en su literatura. En El asesino dentro de mí hay evidentes
referencias a la compleja y obsesiva relación del autor con su padre.
Una cita memorable: “Antes del
anochecer es cuando hay más luz.” En sentido metafórico, claro está.
Jim Thompson: El asesino dentro de mí, RBA, Serie
Negra, 2010.
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